Anuario del Instituto de Historia Argentina, vol. 22, nº 1, e163, Mayo - Octubre 2022. ISSN 2314-257X
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Centro de Historia Argentina y Americana

Artículos

Educar a Eros. Juan Lazarte y la difusión de saberes sexuales

Nadia Ledesma Prietto

Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Género. Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales. CONICET-Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Universidad Nacional de La Plata, Argentina
Cita recomendada: Ledesma Prietto, N. (2022). Educar a Eros. Juan Lazarte y la difusión de saberes sexuales. Anuario del Instituto de Historia Argentina, 22(1), e163. https://doi.org/10.24215/2314257Xe163

Resumen: Este artículo explora el rol del médico anarquista Juan Lazarte como difusor de conocimientos sobre la sexualidad, a partir del análisis de su columna “Curso de Sexología” publicada en la revista Hombre de América Fuerte y Libre y de la dirección de la Colección Eros de la editorial Partenón. Se propone situar a Lazarte como uno de los representantes de una sexología anarquista que se preocupó por la educación sexual, para prevenir enfermedades y también para liberar el placer sexual de la reproducción, la institución matrimonial y la prostitución. A través del análisis crítico del discurso se aborda su práctica discursiva respecto de los saberes sobre la sexualidad que consideraba necesario difundir a un público amplio, ya sea por medio de sus propias intervenciones o de la selección de obras que formaron parte de Eros. Este análisis intenta aportar al campo de estudio de la sexología al examinar otras periodizaciones y conceptualizaciones, incorporando las ideas y prácticas anarquistas en la genealogía de un campo sexológico local.

Palabras clave: Juan Lazarte, Sexualidad, Educación sexual, Anarquismo.

Educating Eros. Juan Lazarte and the dissemination of sexual knowledge

Abstract: This paper explores the role of anarchist doctor Juan Lazarte as a propagator of knowledge about sexuality, based on the analysis of his column "Curso de Sexología" published in the magazine Hombre de América Fuerte y Libre and the direction of the Coleccion Eros of the editorial Parténon. It sets out to place Lazarte as one of the representatives of anarchist sexology concerned with sexual education. This sexual education placed an emphasis not only on preventing diseases but also to disconnect sexual pleasure from reproduction, the institution of marriage, and prostitution. Through critical discourse analysis, his discursive practice is addressed regarding the knowledge that he considered necessary to spread to a wide audience about sexuality, either through his own interventions or through the selection of works that were part of Eros. This analysis tries to contribute to the study of the field of sexology by examining other periodizations and conceptualizations, incorporating anarchist ideas and practices in the genealogy of a local sexological field.

Keywords: Juan Lazarte, Sexuality, Sex education, Anarchism.

Introducción

En los años treinta y cuarenta del siglo XX, algunas revistas culturales como Cultura Sexual y Física (1937-1941) y Hombre de América Fuerte y Libre (1940-1945), editadas desde Buenos Aires pero con alcance internacional, ofrecían a su público lector la oportunidad de enviar consultas sobre sexualidad por correo. ¿Cuál es el mejor método anticonceptivo?, ¿cómo saber si una mujer es “virgen”?, ¿cómo encubrir que ya no es “virgen”?, ¿cuáles son las medidas “normales” de los genitales?, ¿cuál es la frecuencia “aceptable” para la práctica sexual masturbatoria?, ¿la homosexualidad es un problema?, ¿cuál es la relación entre las enfermedades neurológicas femeninas y la insatisfacción sexual?, ¿cómo alcanzar el orgasmo?, eran algunos de los interrogantes, que revelan los conocimientos e inquietudes de las personas interesadas en estos artefactos culturales. Varios profesionales de la salud vinculados a las izquierdas se preocuparon por dar respuestas a estas consultas, y también por difundir conocimientos sobre la sexualidad. Entre ellos, Bartolomé Bosio (1877-1956), de orientación sindicalista revolucionaria; Manuel Martín Fernández y Juan Lazarte (1891-1963), anarquistas militantes de la Federación Anarco Comunista Argentina (FACA), miembros de Solidaridad Internacional Antifascista (SIA) y luego integrantes de la Unión Socialista Libertaria (USL), ocuparon un lugar destacado en las páginas de aquellas revistas. Juan Lazarte, en particular, se interesó tempranamente por el estudio y difusión de los conocimientos sexuales.

En este trabajo pretendo avanzar en una línea de investigación que comencé a explorar tiempo atrás, que involucraba examinar la trayectoria de Lazarte respecto de sus ideas sobre la maternidad, el control de la natalidad y el placer sexual (Ledesma Prietto, 2014). Me interesa profundizar en el análisis de este último tópico desde los aportes de la ciencia sexual. En este sentido, propongo como hipótesis inicial situar al galeno como un pionero en la difusión y construcción del saber sexológico local/transnacional, cuya obra matiza las periodizaciones clásicas sobre las olas de la sexología (Béjin, 1987). Entiendo a Lazarte como uno de lxs representantes de una sexología anarquista que se preocupó por la educación sexual para prevenir enfermedades, pero también para liberar el placer sexual de la reproducción, la institución matrimonial y la prostitución. Sostengo, además, que esa sexología leyó la sexualidad con núcleos en común con los discursos hegemónicos (la heterosexualidad), y asimismo, mostró una perspectiva propia y disruptiva.

En esta oportunidad, examinaré las contribuciones del médico anarquista a la conformación y difusión del saber sexológico local a partir de algunas herramientas del análisis crítico del discurso, atendiendo a los contextos de producción-circulación discursiva y a las intertextualidades manifiestas e implícitas. Focalizaré en el análisis de su columna “Curso de Sexología” publicada en la revista Hombre de América…, y realizaré un primer acercamiento a la Colección Eros, dirigida por él. Impresa por la editorial Partenón, dicha colección contó con veintidós volúmenes publicados entre 1945 y 1953, cuyas reediciones se extendieron hasta 1961, y ofreció a un público amplio, no solo experto, una selección de las obras clásicas de autorxs referentes en el campo de la sexología, algunas traducidas de manera completa por primera vez —las del sexólogo Havelock Ellis (1859-1939), por ejemplo—, y de escritorxs cuya literatura se vinculaba con temas amorosos. El repaso por los títulos de la colección permite, por un lado, conocer las producciones que fueron una referencia para el propio trabajo de Lazarte sobre temas vinculados a la sexualidad, y que podemos reconocer a través de intertextualidades implícitas y explícitas a lo largo de su trayectoria. Por otro lado, revela los conocimientos sexológicos de aquel momento, al menos los que conllevan, siguiendo a Hugo Vezzetti (1996) “el valor moderno de la ‘emancipación’ (...) el que presiona en el sentido de un movimiento de liberación hacia las situaciones de desigualdad, sobre todo de las mujeres y los homosexuales” (p. 91).

Por último, el análisis intenta aportar al campo de estudio sobre el desarrollo de la sexología en Argentina, al examinar otras periodizaciones y conceptualizaciones, incorporando las ideas y prácticas anarquistas en la genealogía de la constitución de un campo sexológico local.

Juan Lazarte: educador sexual

La figura de Juan Lazarte se identificó desde muy temprano como una referencia en temas vinculados a la sexualidad. Dora Barrancos (1990), al periodizar en dos momentos las ideas y prácticas del anarquismo local vinculadas a la sexualidad retomando algunas líneas de análisis de Mary Nash para el anarquismo en España, indicó que el primero transcurre entre principios de siglo hasta 1922-1923. En ese período, las discusiones sobre el amor y el placer ocupan un importante espacio en periódicos y revistas, mientras que en el segundo —que se extiende hasta 1930— la sexualidad comienza a analizarse desde una perspectiva médica y eugénica, y Lazarte es señalado como el más claro exponente de esta mirada. En este sentido, para dicho período han sido innovadores los trabajos de Richard Cleminson (2008) focalizados en España, al analizar el vínculo entre anarquismo y sexualidad desde una perspectiva relacional. Las investigaciones de Helena Andrés Granel (2008, 2012) avanzan sobre estos tópicos, y su tesis sobre el discurso de Juan Lazarte respecto del neomaltusianismo, la prostitución, el matrimonio y la sexualidad, en particular, es un aporte sobre este segundo momento. Otrxs investigadorxs españolxs destacaron su participación en revistas como Estudios de Valencia (Jiménez Lucena y Molero Mesa, 2014). Mis propios trabajos exploraron el lugar de Lazarte como intelectual comprometido (Ledesma Prietto, 2012), su rol en el gremialismo médico (Ledesma Prietto, 2018), sus intervenciones en torno a la prostitución (Ledesma Prietto, 2009), y los conocimientos sobre la eugenesia, el control de la natalidad, la maternidad consciente y voluntaria, y el placer sexual (Ledesma Prietto, 2014; 2016). Asimismo, junto con Gisela Manzoni examinamos los límites del discurso sobre la emancipación sexual por medio del discurso de Lazarte y Martín Fernández sobre la homosexualidad (Manzoni y Ledesma Prietto, 2017). Laura Fernández Cordero (2021), quien analiza la cuestión sexual a partir de la perspectiva expuesta en las revistas culturales de las izquierdas, destacó recientemente los artículos del galeno en distintas publicaciones.

Algunos compañeros de ideas y colegas también mencionaron su preocupación por los tópicos vinculados a la sexualidad desde una mirada integral. A un año de su fallecimiento, en 1964, y a modo de semblanza, Diego Abad de Santillán, Ángel Invaldi y Ángel Cappelletti publicaron un pequeño folleto donde destacaron la trayectoria del médico. Allí se señaló que Lazarte estaba trabajando en una enciclopedia de sexualidad humana (Cappelletti, 1964) cuando ocurrió su muerte repentina. Este proyecto estaba pensado como la culminación de toda la labor realizada respecto al tema; así lo relató Abad de Santillán (1964, p.9):

(…) pensábamos culminar esa labor de esclarecimiento con una compilación de carácter enciclopédico, que permitiese reunir y actualizar todo lo que en esa materia habíamos podido recoger. Lazarte estaba trabajando en eso en este último par de años. Hemos sido nosotros los que todavía no habíamos podido consagrar el tiempo a ese trabajo, que queríamos que fuese un mensaje duradero.

También se resaltó que, “llevado por esa preocupación por la humanidad sana y feliz, Lazarte era probablemente una de las más altas autoridades en materia de educación sexual” (Abad de Santillán, 1964, p. 9) y que se creía que nadie en el país contaba con tan vasta bibliografía en distintos idiomas, como inglés, francés y alemán, sobre el tema (Abad de Santillán, 1964). Incluso, por sus ideas emancipadoras se lo ubicó, junto con el pedagogo Julio Barcos (1883-1960), “como uno de los pilares ácratas del feminismo moderno” (Rama y Cappelletti, 1990, p. XLVIII). Asimismo, en los prólogos de sus obras, escritos por compañerxs y colegas, se subrayó su esfuerzo por explicar y analizar cuestiones vinculadas a la sexualidad desde una perspectiva sociológica. Por ejemplo, su compañero Edgardo Casella (1899-1956), odontólogo de la ciudad de San Pedro, quien prologó la obra de Lazarte La Revolución sexual de nuestro tiempo (1932), sostuvo que era “uno de los más honrados valores, después de Ingenieros, que por su esfuerzo y su talento ha surgido excepcionalmente en este país” (Casella, 1932, p.4). De igual modo, más tarde, la pedagoga brasileña María Lacerda de Moura (1897-1945) —a quien Lazarte dedicó, junto a Emma Goldman (1869-1940), el texto mencionado— prologó su libro Sociedad y Prostitución (1935). Allí destacó la autoridad de Lazarte en el estudio de este tema y lo definió como un “especialista en sexuología [sic], conocidísimo y apreciado en América y en Europa, por su cultura y por el equilibrio con que trata de asuntos serios e importantes” (Lacerda de Moura, 1935, p. 5).

Desde 1920, en las páginas de las revistas Mente, pasando por Nervio, Metrópolis, Estudios de Valencia en los años treinta, y Hombre de América Fuerte y Libre, en los años cuarenta, hasta en sus propias obras La Revolución sexual de Nuestro Tiempo. Psicosociología y crisis del matrimonio (1932), Sociedad y Prostitución (1935), Limitación de los Nacimientos (1934), Psicosociología de los Celos (1940), Problemas de Medicina Social (1943),y culminando con su labor como director de la Colección Eros, trató temas vinculados a la sexualidad, el control de la natalidad, la prostitución y el matrimonio, las uniones libres, los celos, entre otros.

María Migueláñez Martínez (2012) señala que la transnacionalidad como característica del anarquismo, sugiere y hace hincapié en las conexiones e interacciones dadas por la “circulación de todo tipo de bienes, gentes, capitales, símbolos e ideas a través del espacio” (p. 2). Lazarte participó en la conformación de redes transnacionales; por ejemplo, debatió y compartió saberes con los médicos ácratas españoles Isaac Puente (1896-1936) y Félix Martí Ibáñez (1911-1972) en las páginas de la revista Estudios de Valencia (Ledesma Prietto, 2012; Jiménez Lucena y Molero Mesa, 2014). También fue colaborador de la revista L´en Dehors animada por Emile Armand (1872-1962), y gran parte de su producción se publicó en España a través de la editorial Tierra y Libertad; en Francia, por la editorial L´en Dehors y en Brasil por medio de la editorial Minha Livraria. La suya era una voz reconocida en relación con los tópicos vinculados a la sexualidad, lo que se evidencia, específicamente, en el alcance de su obra, editada e incluso traducida y citada en otras regiones. En este sentido, podríamos situarla en el contexto de la ebullición de la literatura sexológica que, según Vezzetti (1996; 1997), se convirtió en un género popular hacia los años veinte del siglo XX, asociada a la medicina, la eugenesia y el psicoanálisis. Sin embargo, para los años cuarenta, como señaló Julio Barcos en el prólogo del libro Grandezas y miserias de la vida sexual (1945) del médico Bartolomé Bosio, se amplió el panorama editorial a partir de abordajes poco serios sobre los problemas sexuales. De acuerdo con Barcos, en aquel momento

(…) es necesario y conveniente sacar de manos de los literatos y filósofos el magno problema sexual, para que sea llevado al laboratorio de las ciencias médico-sociales. Si bien es verdad que prominentes intelectuales de renombre universal han elevado a la dignidad de cátedra esta asignatura prohibida, con el nombre de Sexología, no es menos cierto que millones de inteligencias subalternas han manoseado y baboseado simiescamente el tema. Gentes profanas, sin ningún lastre científico e inclinadas a industrializarlo todo, han encontrado para el tráfico editorial un filón de oro en las cuestiones sexuales, haciéndose muchísimo más mal que bien a aquellos a quienes pretenden “instruir” (Barcos en Bosio, 1945,9).

Podríamos inferir que Barcos, al igual que Lazarte, apuntaba contra la divulgación de obras como el Matrimonio perfecto (1926) de médico holandés Theodor H. van de Velde (1873-1937), publicada por la editorial Claridad a fines de los años treinta. La obra fue un éxito de ventas, se reimprimía dos veces al año y alcanzó las cuarenta reediciones a comienzos de los años cincuenta, acaparando el mercado editorial (Barcia, 1981). Las ideas planteadas en dicha obra fueron cuestionadas por Lazarte por no estar sustentadas en los conocimientos de la ciencia moderna y por postular a la institución matrimonial como la única opción para el ejercicio de las prácticas sexuales. Mediante intertextualidades implícitas y explícitas, tales como marcas de cita de la obra Aversión y atracción en el matrimonio (1939) de van de Velde, en la cual establecía clasificaciones del carácter de los varones y las mujeres a través de la caracterología, Lazarte señaló que esta era una ciencia falsa. Sostuvo que solo era utilizada por “apologistas y neosalvadores del matrimonio” y que esto resultaba peligroso, “porque a algunos legisladores ‘ignorantes’” se les podía ocurrir “elevar a leyes obligatorias o compulsivas, hipótesis fantásticas y líricas” (Lazarte, 1932, p. 60).

En síntesis, el análisis de la trayectoria de Lazarte permite ubicarlo como un pionero en la producción y difusión de los conocimientos sexuales. Así también lo reconocen sus contemporánexs, en su mayoría compañerxs de ideas y colegas que compartían una mirada liberadora sobre la sexualidad. Sin embargo, su obra no es citada en los trabajos sobre el tema dado que en general se estudian los discursos dominantes, y en menor medida los que provienen de ideas y movimientos alternativos —en este caso, el anarquista—.

A continuación se examinarán los conocimientos sobre la sexualidad que Lazarte consideraba necesario difundir a través del “Curso de Sexología”, y así poner a disposición los avances científicos de aquel momento y los debates para instruir a lxs lectorxs.

Curso de Sexología (1940)

Una cuestión que ya se esbozó, pero que necesita mayor desarrollo para ubicar las intervenciones de Lazarte, son las periodizaciones sobre el desarrollo de la sexología en Occidente que presentan los estudios precursores de la conformación de la ciencia sexual. Según el sociólogo André Béjin (1987), aquella tuvo dos orígenes: una primera sexología, o “protosexología”, que surgió a mediados del siglo XIX preocupada particularmente por los impedimentos para alcanzar la salud reproductiva, como las enfermedades venéreas y los comportamientos sexuales considerados anormales. Una segunda ola sexológica se inició a mediados del siglo XX a partir de la consolidación de la sexología como disciplina institucionalizada que se concentró en la búsqueda y legitimación del placer sexual. Esta fue la característica central de lo que se conceptualizó como revolución sexual en los años sesenta y formó parte de las reivindicaciones de la segunda ola del feminismo en Occidente. Más recientemente, algunos estudios agregan una tercera ola sexológica, vinculada a la medicina sexual y la farmacologización de la sexualidad, que surgió en la última década del siglo XX con la aparición del viagra (Russo, 2013).

Esta periodización sustenta gran parte de los abordajes sobre el campo sexológico en la región del Cono Sur (Barrientos; Palma y Gómez, 2014; Carrara y Russo, 2002) y los estudios locales que en su mayoría se concentran en el análisis de los alcances y limitaciones de la revolución sexual en Argentina durante los años sesenta y setenta del siglo XX, tomando como referencia las ideas y prácticas desarrolladas en Estados Unidos durante ese período (Cosse, 2010; Felitti, 2012; Trebisacce, 2015; Bruschetti, 2018). Asimismo, otras investigaciones, al examinar los primeros antecedentes de la institucionalización de la sexología como especialidad en el ámbito local en la década de 1950, también respaldan aquella periodización (Jones y Gogna, 2012; Maffía, 2014; Simonetto, 2016). En menor medida, encontramos estudios que se dedican a lo que se definió como “sexología popular” y la transición de esta hacia la consolidación del campo (Vezzetti, 1996; 1997); la sexualidad desde la perspectiva del biopoder (Miranda, 2011), y que avanzan en el examen de la literatura de la sexología europea recomendada por la izquierda local (Fernández Cordero, 2015).

El análisis de las intervenciones de Lazarte, junto con otras, matiza aquella periodización de las olas y nos invita a pensar en nuevas y particulares periodizaciones para estas prácticas que, desde una perspectiva anarquista, combinan ideas de la primera y segunda ola de la ciencia sexual y dan por resultado una sexología anarquista que aún se preocupa por cuestiones eugenésicas pero, al mismo tiempo, por liberar al placer sexual de la reproducción y el matrimonio. De igual modo, hay que señalar que estos planteos de libertad sexual presentaban ciertos límites, al recrear un tipo ideal/normativo que circunscribía el placer al coito y las relaciones sexuales a la pareja heterosexual, y en esto coincidían con las ideas sexológicas de la segunda mitad del siglo XX (Guash, 1993).

El “Curso de Sexología. Aspectos esenciales de las cuestiones sexuales” apareció en el primer número de la revista Hombre de América Fuerte y Libre (figuras 1 y 2). La revista, que surgió en el contexto de la reciente derrota en España, el arribo de exiliadxs y el avance del nazismo y el fascismo en Europa, llegó a los veintisiete números entre enero de 1940 y octubre de 1945. El comité de dirección estaba conformado por Juan Lazarte, Edgardo Casella, Aarón Cupit, Manuel Martín Fernández y Jorge Hess, quienes en la declaración del número uno señalaron “la necesidad” de lanzar “una publicación cultural” que no fuera dogmática, sino que apostara por la amplitud de opiniones provenientes de “distintas ideologías”. De igual modo, la revista se proponía acercar a un público amplio “estudios científicos, pedagógicos, (…) trabajos sobre arte, literatura, música, etc., que solo se podían encontrar en publicaciones especializadas, y aportar “conocimientos sobre los problemas médico sociales, eugenésicos, psicosexuales, etc.” (Comité de dirección, Hombre de América Fuerte y Libre, enero 1940, p.3). Su salida al mercado editorial —informaba la declaración— estaba marcada por el contexto de la guerra, que impedía la llegada de “la excelente literatura que anteriormente provenía de la península ibérica” (Comité de dirección, Hombre de América Fuerte y Libre, enero 1940, p.3).

Lazarte ordenó el curso en lecciones. En la primera esbozó una breve introducción donde argumentó sobre la necesidad de encontrar soluciones a los problemas sexuales al igual que a los problemas económicos, dado que los entendía como “instintivos” y como una “unidad”. En su explicación, vinculó la economía con los problemas del “hambre” y a este último, enlazado con los problemas de la “reproducción”. Según el médico anarquista, los conocimientos científicos ayudaban a encontrar soluciones al problema sexual, aunque también aclaró que no podía entenderse lo “sexual” sin tener en cuenta que “tiene multitud de relaciones e interrelaciones, dependencias y eficiencias que recién en nuestra época se han establecido como correlacionadoras [sic] aunque divididas por tradiciones o por facilidades y necesidades de estudio” (Lazarte, 1940, p.18). En esta primera lección, el tema fue los orígenes del sexo, y tomó como referencia el clásico de Julián Huxley; Herbert G. Wells y George P. Wells La ciencia de la vida (1929), traducido por primera vez en España por la editorial Aguilar en 1930 (Blázquez Paniagua, 2007), y la obra del biólogo especialista en genética Thomas Morgan (1866-1945), con quien Lazarte se formó durante un año, en 1917, cuando obtuvo una beca en la Universidad de Columbia (Mastrángelo, 2011). Se destaca en su explicación el empleo de dibujos realizados por él —recurso al que apelaba con frecuencia— a partir de la bibliografía utilizada, para graficar “la determinación del sexo en un insecto” por medio de las combinaciones de los cromosomas XY y WZ. El médico explicitó su adhesión a la teoría de la evolución, pero sin desconocer que involucraba retrocesos, cambios y “etapas involutivas” (Lazarte, enero 1940, p.18). Igualmente, señaló que los conocimientos se modificaban todo el tiempo a partir de los avances científicos —en particular, los de la biología—, dado que “en la naturaleza, no todo se desarrolla de una misma manera. Su riqueza es tal que supera las combinaciones imaginadas por la mente del hombre” (Lazarte, enero 1940, p. 19). Por último, concluía que

(…) la determinación del sexo es un hecho rigurosamente científico. No tiene nada que ver ni con las fuerzas extraterrenas ni con las celestiales. Es un fenómeno cuyo secreto ha constatado el hombre y trata de reproducir y repetir en los laboratorios, como efectivamente lo consigue (Lazarte, enero 1940, p. 20).

Así, desde el inicio, y en consonancia con el propósito general de la revista, Lazarte manifestó su posicionamiento en relación con un abordaje científico de este tema, desmarcándose de otras aproximaciones, pero al mismo tiempo que reconocía que la ciencia ofrece respuestas momentáneas, de ningún modo absolutas.

En el segundo número de la revista, el médico anarquista adelantó el sumario de sus lecciones, cuya organización revela su mirada integral de la sexualidad. Dividió las lecciones en tres partes: la primera trataba sobre la sexualidad desde una perspectiva biológica; la segunda y la tercera planteaban abordarla desde una perspectiva psicosocial. Entre otros atrayentes temas, proponía en la segunda parte la sexualidad y la psicología; los instintos; el onanismo y la homosexualidad. En la tercera, los títulos eran las instituciones sexuales (matrimonio y prostitución); educación y conocimientos sexuales; sexo y sociedad (Lazarte, febrero 1940). Sin embargo, no llegó a publicarlos, dado que hasta mayo de 1940 solo desarrolló la primera parte en cuatro lecciones.

La lección dos se tituló “Nociones de reproducción y sexo. Biosexología general”: en tres páginas explicó la división y reproducción celular en distintas especies, particularmente de organismos unicelulares, a fin de mostrar la reproducción asexual, para concluir con el sexo y reproducción en los seres humanos (Lazarte, febrero 1940). También volvió a utilizar sus dibujos para ilustrar mejor sus conceptos; no obstante, a pesar de estos recursos la explicación resultaba bastante compleja y poco accesible para el público no especializado, ya que utilizaba un vocabulario muy específico de las ciencias biológicas. Retomando las ideas del genetista Reginald Punnet (1875-1967), sostuvo que todavía era poco clara la diferenciación entre macho y hembra y “cuál es la diferencia fundamental separativa entre el huevo y el espermatozoide que ya son células del proceso divisorio especializado”. Indicó que solo había evidencias de que en las células sexuales existen “principios de especialidad funcional, de división de trabajo, más marcadas en los pluricelulares” (Lazarte, febrero 1940, p. 22). Resulta interesante señalar que el médico no tenía inconveniente en plantear la transitoriedad de los conocimientos científicos, sin considerar esta característica como punto débil, sino como sustento de legitimidad frente a otras explicaciones que se presentaban como inalterables. En este sentido, la lección tres se abocó al proceso de la fecundación; en primer término señaló las semejanzas del proceso de fecundación en animales, vegetales y seres humanos, para dar cuenta de que

(…) animales y plantas, y dentro de ellos algas o infusorios, artrópodos o vertebrados tienen en los fenómenos sexuales un esquema semejante, indicando que la vida es una y dentro de ella cabe lo sexual como una de sus funciones características fundamentales. Pocos biólogos se dieron cuenta de que cuanto llamamos sexo es vida y ello se desparrama en una multitud de manifestaciones que van desde aspectos importantes del problema alimenticio hasta las más complicadas cuestiones de la psicología (Lazarte, abril 1940, pp. 36-37).

Esta postura revela, en este punto en particular, una visión no antropocéntrica que desde una intertextualidad implícita podemos vincular con las ideas de geógrafos anarquistas como Piotr Kropotkin (1842-1921) y Elisée Reclús (1830-1905), quienes plantearon “la orquestación de las ciencias en una continuidad histórica de la totalidad de la Tierra y una coevolución sustentable con la naturaleza” (Masjuan Bracons, 2006, p. 100) a partir de “interpretar la Naturaleza en términos culturales, sociales y políticos, en el momento histórico en que los anarquistas transformaron la lectura exclusivamente biologista de las ciencias naturales” (Masjuan Bracons, 2006, p. 122).

Respecto de la fecundación en los seres humanos, Lazarte fue enfático en aclarar que “la cópula y la fecundación se realizan en dos tiempos. La primera no es propiamente el acto de fecundación, desde que muchas uniones devienen estériles. La fecundación es un fenómeno posterior e íntimo” (Lazarte, abril 1940, pp. 37-38).

Así también —y aquí demuestra su particular visión— sostuvo la necesidad de liberar los instintos sexuales de los límites impuestos por “las costumbres, religiones o leyes”. Con optimismo, señaló que la ciencia moderna “demuestra el poder inexorable del sexo, el estímulo eterno y humano del amor” (Lazarte, abril 1940, p.38).

Para introducir la última lección —titulada “La intersexualidad y los estados intersexuales”— Lazarte utilizó como recurso El Banquete de Platón para hablar del amor homosexual. Luego se focalizó en el tópico de la columna de ese número, y mediante ejemplos de distintas especies indicó que de acuerdo a los conocimientos científicos disponibles, “no existe en los orígenes una franca y natural diferenciación en los sexos” (Lazarte, mayo 1940, p. 34), y retomó la definición de intersexualidad del científico alemán Richard Goldschmidt (1878-1958), quien acuñó el término por primera vez en 1917 (Battaglino, 2019). A continuación, describió algunos experimentos de trasplantes e injertos de testículos y ovarios para “la transformación parcial o total de los dos sexos” que demostraban “que no hay incompatibilidad entre las glándulas genitales. No hay oposición entre masculino y femenino”Lazarte, mayo 1940, p. 35). Para sustentar su planteo, se basó en los trabajos de Gregorio Marañón (1887-1960), Sigmund Freud (1856-1939) y Havelock Ellis. Este último, citado por Lazarte, sostuvo que “el impulso sexual, base de las actividades eróticas, es manifiestamente ambosexual y existe lo mismo en el hombre que en la mujer” (Ellis citado por Lazarte, mayo 1940, p.36).

Finalizó su columna con la cuestión que tituló “El problema de los homosexuales”. Allí, adhiriendo al esquema del endocrinólogo Marañón sobre la diferenciación sexual progresiva, señaló que “el homosexualismo no es una excepción ni una monstruosidad: es un estado por el cual pasan numerosos individuos; unos quedan por evolución retardada y otros avanzan por el camino natural, saliendo de él. Todo esto es evolución sexual” (Lazarte, mayo 1940, p. 36). Contrario a la conceptualización de “invertido” indicó: “esto ya no se puede sostener más. Las prácticas homosexuales son perversiones desde el punto de vista social y ético, porque la moral no las acepta” (Lazarte, mayo 1940, p. 36). En este punto, se observa la intertextualidad implícita con los postulados de Havelock Ellis y Magnus Hirschfeld (1868-1935), quienes se enfrentaron a los discursos hegemónicos que consideraban a la homosexualidad como una enfermedad o un delito. Estos dos sexólogos formaron parte de los autores que Lazarte seleccionó para integrar la colección Eros, proyecto editorial en el cual continuó la labor iniciada en el “Curso de Sexología” que culminó de manera repentina. Igualmente, siguió formando parte de la revista en el comité de dirección y publicó en casi todos los números distintos artículos sobre temas vinculados a la crítica al Estado, las grandes urbes, el comunalismo, el federalismo, la economía, y la unidad de América. Además, la publicación de su libro Psicosociología de los celos (1940) inauguró la editorial de la revista bajo el nombre Americalee. Su compañero de ideas y colega, Manuel Martín Fernández, reseñó la obra en diciembre de 1940, cuando esta fue editada. Allí destacó su vasta trayectoria y lo definió como “íntegramente revolucionario y profundamente sincero, vale decir, con las virtudes capitales de un verdadero hombre de ciencia que no se ata a intereses creados ni a prejuicios de ninguna índole” (Martín Fernández, diciembre 1940, p. 18).

El tema siguió presente en la revista a cargo de Martín Fernández, quien dirigió la columna “Problemas Psicosexuales” hasta agosto de 1940 y también publicó el artículo “La Mujer: su posible felicidad sexual” en sucesivos números hasta febrero de 1943. En estas intervenciones se recuperaron, en parte, los temas no desarrollados en el Curso, pero sin aquel formato pedagógico de lecciones, algo novedoso y particular para la época y que ubica al médico como un pionero en la educación sexual.

Figuras 1 y 2
“Curso de Sexología” a cargo del doctor Juan Lazarte
“Curso de Sexología” a cargo del doctor Juan Lazarte
Fuente: Hombre de América Fuerte y Libre, enero de 1940

Colección Eros (1945-1961)

Eros condensó las preocupaciones y decisiones de Lazarte respecto de qué temas y qué autorxs era necesario difundir. La pista sobre su existencia la ofreció Ángel Cappelletti al mencionar que “toda una biblioteca de sexología se publicó por inspiración suya y bajo su dirección” (Cappelletti, 1964, p. 39).

Así comenzó mi búsqueda por bibliotecas, archivos y páginas de internet, para dar con los veintidós volúmenes que conformaron la colección.

La editorial Partenón ingresó al mercado editorial en 1945 y, junto con Eros, publicó la colección Biblioteca de Extensión Cultural integrada por obras de Han Ryner; Paul Gille; Juan Turin; Félix Molina Téllez; Valentín de Pedro y Rodolfo Puiggrós, entre otros.

Las investigaciones sobre el libro y la edición denominan al período que se extiende entre 1936 y 1955 como la “época de oro” de los proyectos editoriales. A causa de la revolución y guerra civil española, señala José Luis de Diego (2007),

(…) se produce un éxodo de editores hacia América. Entre 1937 y 1939, se fundan en Buenos Aires cuatro editoriales que dominarán el mercado nacional durante 40 años, todas ligadas, en sus inicios, a inmigrantes españoles: Espasa-Calpe Argentina, Losada, Sudamericana y Emecé (p. 3).

Se exportaba el cuarenta por ciento de la producción y España era el principal importador. Los proyectos editoriales anarquistas, como indica Lucas Domínguez Rubio (2017), formaron parte de este crecimiento y se inclinaron hacia la edición de libros de calidad, particularmente la editorial Américalee, pero también Imán, Reconstruir, Tupac. En este sentido, Osvaldo Graciano (2012), quien examina las iniciativas editoriales del anarquismo en torno a la realidad política y económica entre 1930 y 1957, aporta una caracterización de las líneas editoriales. Señala que en los años cuarenta, la llegada de exiliadxs fomentó la edición de obras enmarcadas en la lucha antifranquista y antifascista. Asimismo, tanto la editorial Americalee como Tupac, si bien se expandieron, se mantuvieron fuera de la mercantilización en la selección de sus ediciones, aunque la producción sí experimentó un cambio, teniendo en cuenta la década anterior. Según Graciano,

(…) no recuperó la intensidad de los años ’30, ni sus objetivos ideológicos tuvieron el alcance de los de esa década, ni generaron análisis sobre la economía y la sociedad capitalista sistemáticos, manifestando un deslizamiento general hacia los temas científicos, culturales y políticos (p. 102).

En la breve presentación que encontramos en algunos ejemplares, Lazarte explicó el porqué de la colección y cuáles eran sus objetivos. En primer lugar, justificó su aparición en el contexto de posguerra, dado que en aquel momento “vuelven a plantearse con urgencia los hondos problemas de siempre” que perturbaban la felicidad de las personas. En segundo lugar, señaló que la ciencia moderna era la encargada de dar respuestas y el medio para alcanzar “un buen standard de vida y para conquistar una elevada Cultura” (Lazarte en Hirschfeld, 1961, solapa). Para ello, enfatizó en la presentación, eran necesarias soluciones integrales no solo materiales, y manifestó que Eros se especializaría en “obras que se refieran a las cuestiones relaiconadas [sic] con otros valores y problemas sociales, que la actual generación pugna por llevar a la realidad, pues hace tiempo que se ha discutido y reseñado las líneas generales de su solución (, solapa). Según Lazarte, las tres últimas generaciones habían deslegitimado los prejuicios sociales e individuales y habían derribado “los mitos sagrados”. Por ello, el catálogo de la colección reuniría un conjunto de obras que tratarían distintos abordajes de la sexualidad.

Por una parte,

(…) cuestiones palpitantes de la Vida y de la Sociedad, de la causación social, estudios del carácter, de la psicología individual y colectiva y de la psiquis femenina, en que se presenten las últimas conclusiones de una ciencia que toma las proyecciones de liberación por su aplicación como higiene mental y sus métodos sociológicos en que se destacan las conquistas de la patología (Lazarte en Hirschfeld, 1961, solapa).

Por otra parte, se ocuparían de los “problemas del amor y el matrimonio, sexuales, en los cuales, paralelamente a un gran avance, se ha experimentado un gran retroceso en estas épocas de carencia de Libertad, estudios sobre el matrimonio y el arte del amor”. Por último, formarían parte de la colección “ensayos de explicación e interpretación de los mitos y leyendas, interpretaciones racionales de los fenómenos religiosos, políticos y sociales”. En suma, concluía, “obras características, más que de una época cronológica determinada, expresan la dinámica viva de una mentalidad social nueva” (Lazarte en Hirschfeld, 1961, solapa). Con esta convicción se editó un catálogo de veintidós volúmenes entre 1945 y 1961, algunos reeditados hasta cuatro veces y con alcance internacional.1

Durante este tiempo, el diseño de los libros cambió, pero no así el formato, que conservó las dimensiones 20 x 15 cm hasta el final. Debajo de una sobrecubierta que cambiaba de color y de imagen2 según la temática del texto (encontrada de manera fortuita en la búsqueda de los libros por internet pero que, hasta ahora, no fue vista en ninguno de los volúmenes consultados), los primeros eran de color rosado con una imagen de Cupido en la tapa, que se repite, más pequeño, en la contratapa. La imagen tiene textura y se destaca, además del color, la calidad del libro (figura 3).

A partir de 1949, los ejemplares tuvieron una encuadernación rústica; la tapa color verde azulado traía la imagen de una esfinge junto al árbol del conocimiento, que se repitió hasta, al menos, 1953 (figura 4). Luego, aunque la tapa siguió siendo rústica, el color cambió a celeste y rosa, y la imagen fue reemplazada por la de la Venus de Botticelli (figura 5).

Analizar cada una de las veintidós obras excedería los límites de este artículo; por tanto, aquí solo se delineará un panorama general de la colección, señalando algunas particularidades que es interesante marcar en este primer abordaje.

Para iniciar una sistematización de los volúmenes, se pueden distinguir dos grandes grupos temáticos. Por un lado, trabajos vinculados a la sexualidad abordada desde diversas perspectivas —biológicas, médicas, sociales— a cargo de profesionales de distintas escuelas sexológicas, y, por otro lado, obras clásicas de la literatura amorosa, incluida una antología inédita a cargo del escritor Lázaro Liacho (1949), con obras de poetas de Europa y América de un amplio período de tiempo, desde Garcilaso de la Vega hasta Pablo Neruda, pasando por Cervantes, Juana de Ibarbourou y Gabriela Mistral, entre más de cien autorxs. En relación con este último grupo, el trabajo de Magdalena Cámpora (2017) sobre la edición de literatura francesa en Argentina analiza tres autores galos que participan de la colección: Honoré de Balzac (1799-1850), Paul Bourget (1852-1935) y Remy de Gourmont (1858-1915). La edición de sus obras, según Cámpora, forma parte de un fenómeno de “ediciones populares de clásicos extranjeros”, pero cuya singularidad proviene de que

(…) en esas mismas colecciones o en ediciones autónomas de títulos considerados «clásicos», se ejercen abruptas reinterpretaciones de los textos de origen mediadas —desde lo formal— por la traducción, las ilustraciones, los paratextos, la puesta en colección, la folletinización, los desplazamientos genéricos, los reagrupamientos temáticos y —desde lo simbólico— por el propio estatuto líbero o «infame» de la edición popular (p. 325).

En este sentido, Eros se ajusta a estas particularidades al reunir en su catálogo una diversidad de obras que cobran sentido a partir de la selección de Lazarte, quien encargó traducciones, además de la antología, para llevar adelante su proyecto. Según el médico, se destacó por

1. Su valor y utilidad tanto para el estudioso como para el profesional; 2. La seriedad y responsabilidad en la selección de los títulos, que abarcan por completo la materia; 3. La traducción y corrección impecables, realizadas por personas de indiscutible autoridad en la materia; 4. La presentación gráfica y artística de primera calidad; 5. El precio de venta más razonable en la situación actual (Lazarte, 1953, solapa).

Para Cámpora (2012), las obras de Balzac, Bourget, Gourmont “sorprenden en medio de estudios y manuales científicos sobre sexualidad” (p. 3), pero confluyeron en Eros en función de los principios que sustentaron las publicaciones de izquierda del siglo XX: “valor educativo asignado a la literatura y confianza en el libro como fuente de aprendizaje” (Cámpora, 2012, p. 8). Particularmente, Lazarte describió la obra de Balzac Fisiología del matrimonio (1869), como un “planteo valeroso de la crisis del matrimonio que a más de un siglo y cuarto no sólo se ha ahondado, sino agrandado inconfundiblemente la brecha y profundizado la crisis [sic]” (Lazarte en Cámpora, 2012, p.4). Según Cámpora “la voluntad de proyección sobre el presente lo lleva incluso a ver, en la Fisiología, el preanuncio de aspectos esenciales de una gran aurora sexual, que la humanidad está viviendo dolorosamente en nuestros días”; esa aurora resplandecerá cuando “las uniones de los demás seres humanos nos sean éticamente indiferentes, siempre que no perjudique a terceros, en cuyo caso la responsabilidad de la acción es de la comunidad” (Cámpora, 2012, pp. 3-4).

Entre aquellos que ubicamos en el primer grupo, la mayoría fueron especialistas en sexología de Europa y Estados Unidos, cuyas obras Lazarte conocía muy bien, considerando que aparecen referenciadas en su propia producción, ya sea en sus artículos o libros. Asimismo, un texto de su autoría, Sociología de la prostitución (1945) —versión ampliada y actualizada de su obra Sociedad y Prostitución de 1935— fue el segundo volumen que lanzó Eros, después de Amor y matrimonio (1903) de la escritora sueca Ellen Key, quien defendió las uniones libres, la maternidad por fuera de la institución matrimonial y el divorcio.

Como director de la colección, el médico reunió en ella a sexólogos y activistas que fundaron la Liga Mundial para la Reforma Sexual —como Magnus Hirschfeld, Havelock Ellis y August Forel (1848-1931), por ejemplo— con expertxs de Estados Unidos vinculados a la “psicosociología”, término acuñado por Víctor Francis Calverton (1900-1940) para nombrar una nueva ciencia que diera cuenta de que

(…) los problemas sexuales no son únicamente problemas del individuo, sino problemas de la vida de esos grupos determinados por la naturaleza de la lucha social. Estudiar el sexo como si nada tuviera que ver con la lucha social, parecerá, cuando esa ciencia haya cuajado, empresa tan absurda como inútil (Calverton, 1953, p. 45).

Lazarte tomó contacto con sus trabajos desde muy temprano; esto se evidencia, particularmente, en La revolución sexual de nuestro tiempo. Psicosociología y crisis del matrimonio (1932) y en Psicosociología de los celos (1940). Además, en 1935, la editorial Imán —en la cual colaboraba y publicaba— lanzó El sexo y la lucha social de Víctor Francis Calverton, texto que apareció por primera vez en la antología Sex and Civilization que este compiló junto con Samuel D. Schmalhausen en 1929 (Bellucci, 2020), y cuya traducción, editada en tres tomos, formó parte de la colección Eros. En ellos, luego de una presentación de los compiladores y una introducción a cargo de Havelock Ellis, distintxs autorxs —entre ellxs, Charlotte Perkins Gilman, Ben Lindsey, Margaret Sanger, J. William Lloyd, Elisabeth Goldsmith, Robert Morss Lovett— fueron reunidos para rebelarse contra las viejas actitudes sexuales y dar paso a “una revolución mucho más comprensiva y amplia” (Calverton y Schmaulhausen, 1947, p. 13).

A partir de una crítica del psicoanálisis, Calverton, intentó conjugar freudismo y marxismo de manera independiente y paralela, incluso antes que en Europa (Wilcox, 1989). Para estos representantes de la izquierda radical de los años veinte y treinta en Estados Unidos, el sexo en la civilización era un problema individual pero también de cambio social, y señalaron que “cualquier esfuerzo por negar alguno de sus factores se presta a confusiones desde el punto de vista intelectual, y es, en último término, suicida” (Calverton y Schmaulhausen, 1947, p. 13. Subrayado en el original).

El influjo de la obra de Calverton en las ideas de Lazarte es notable. Incluso, decidió incorporar en Eros otro texto de este, La bancarrota del matrimonio, editado por primera vez en 1928. En este, y luego de un viaje a la URSS en 1927, Calverton realizó una crítica al matrimonio burgués, al que señaló como responsable de la moralidad represiva y el miedo al sexo, y señaló que, en aquel momento, se encontraba en bancarrota porque el sistema en el que había surgido, —la propiedad privada— ya llegaba a su final (Wilcox, 1989). Unos años después, el mismo Lazarte también publicó un estudio sobre la crisis del matrimonio adhiriendo a las ideas de aquel trabajo (Ledesma Prietto, 2014).

Para culminar esta revisión, otra particularidad de la colección Eros que no puede soslayarse es la publicación de autores que fueron fundamentales, por su activismo o sus ideas, para el pionero movimiento de liberación homosexual. Además de Ellis y de Hirschfeld, cuyos escritos se tradujeron por primera vez para la colección —la obra completa del primero, y uno de los últimos libros del segundo, editado en París en 1935 (Llorca Díaz, 1997)— completa la lista Edward Carpenter (1844-1929). Su trabajo Love´s Coming-of-Age de 1906 fue traducido como La madurez del amor para la edición de Partenón, y anteriormente, en 1930, la editorial N. Spinelli de Buenos Aires lo editó como El reinado del amor, traducido por Carolina M. y V. de Vedia (Sanrune, 2015). En esta obra, indica Jorge Peralta (2018), un capítulo en particular —“El sexo intermedio”— traía “una encendida defensa del ‘uraniano’, denominación que Carpenter prefería a la de ‘invertido’ u ‘homosexual’” (p. 69). En el contexto de la década de 1940, cuando otras editoriales como Tor preferían publicar trabajos con ideas contrarias (Peralta, 2018), la apuesta de la colección Eros fue disruptiva. En este sentido, señalan Omar Acha y Pablo Ben (2004-2005), la represión de la homosexualidad cobró notoriedad en aquel momento en los medios de comunicación por dos hechos: uno, el llamado “escándalo de los cadetes del Colegio Militar” (Salessi, 1995), y el otro, la expulsión del artista español Miguel de Molina (1908-1993). Las personas homosexuales se consideraban una amenaza por el “familiarismo peronista y católico”, que si bien en un primer momento fue más tolerante, luego “la homofobia latente del peronismo, la contraparte del homoerotismo de la constitución populista de sujeto colectivo, se expresó con virulencia y de modo masivo durante el enfrentamiento con la Iglesia católica, en 1954” (Acha y Ben, 2004-2005, p. 7).

En suma, el trabajo de Lazarte como director de Eros cobra dimensión cuando se sitúa en el contexto tan represivo para los discursos y prácticas a favor de la liberación sexual, y a la vez, también demuestra los resquicios por los cuales estos discursos marginales y disruptivos a favor del placer, contra la institución matrimonial, el control de la natalidad, la persecución de la homosexualidad y la prostitución, circularon tempranamente.

Figuras 3, 4 y 5
Tapas de la Colección Eros
Tapas de la Colección Eros

Reflexiones finales

En este trabajo me interesó profundizar en una faceta del médico anarquista Juan Lazarte, su rol como difusor de conocimientos sobre la sexualidad, a partir del análisis de la mirada de sus contemporánexs, de su columna “Curso de Sexología” —publicada en la revista Hombre de América Fuerte y Libre— y de su papel como director de la colección Eros de la editorial Partenón. Lxs compañerxs de ideas y colegas de Lazarte consideraron al galeno como un especialista en temas vinculados a la sexualidad y destacaron su preocupación por la difusión de los conocimientos; incluso, el proyecto de una enciclopedia sobre sexualidad quedó trunco a causa de su repentino fallecimiento. La publicación de un curso de sexología, estructurado en lecciones, evidencia su papel como educador sexual; si bien la columna no tuvo continuidad, su formato fue novedoso y particular.

El abordaje panorámico de la colección Eros intentó presentar a grandes rasgos algunas de las características más interesantes, que será necesario profundizar en ulteriores investigaciones. Esta primera distinción en dos grupos podría continuarse en subgrupos a partir de resaltar distintos ejes temáticos, como los conocimientos sobre el control de la natalidad; conceptualizaciones sobre la homosexualidad, la prostitución, las uniones libres, etc. Asimismo, el análisis podría derivar en el seguimiento de cada una de las obras, sus traducciones y reapropiaciones.

Hasta aquí, el examen de la práctica discursiva de Lazarte en distintos soportes editoriales permite evidenciar la circulación de saberes sobre la sexualidad sustentados en conocimientos científicos, provenientes de referentes de la sexología con lxs cuales Lazarte dialogó y polemizó. Sin embargo, teniendo en cuenta las intertextualidades y la gran presencia de autorxs vinculados con una perspectiva liberadora de la sexualidad (Vezzetti, 1996; 1997), y la centralidad de la psicosociología para abordar los problemas sexuales de manera integral, Lazarte conjuga una visión anarquista de la sexología. En primer lugar, al poner a disposición de un público amplio, no especializado, saberes que consideraba necesario difundir. En segundo lugar, al sustentar una visión emancipadora de lo sexual, por fuera de las instituciones, y particularmente a favor de las mujeres y contra la persecución de la homosexualidad, aunque todavía heteronormativa. Por último, al situar los problemas sexuales en el contexto de las luchas sociales.

En suma, el repaso de estos posicionamientos intenta contribuir a ampliar las lecturas sobre el campo de estudio de la sexología y el anarquismo, matizando periodizaciones y aportando abordajes que aún hoy se debaten, pero que tienen una historia.

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Notas

1. El catálogo incluía estos títulos: Ellen Key, Amor y Matrimonio; Juan Lazarte, Sociología de la prostitución; Paul Bourget, Fisiología del amor moderno; Remy de Gourmont, Física del amor; H. y A. Stone, Manual del matrimonio; H. de Balzac, Fisiología del Matrimonio; A. W. Nemilow, La tragedia biológica de la mujer; V. F. Calverton, La bancarrota del matrimonio; Havelock Ellis, La inversión sexual. La selección sexual en el hombre; Havelock Ellis, El impulso sexual. Psicología sexual; El pudor; El autoerotismo; Pablo Montegazza, Fisiología del placer (2 tomos); Magnus Hirschfeld, El alma y el amor; AA. VV., El sexo en la civilización (3 tomos); Lázaro Liacho, Antología de la poesía amorosa universal; Augusto Forel, La cuestión sexual (3 tomos); Marguerite Crepon, Historia del amor; Edward Carpenter, La madurez del amor; Alejandro Lenard, Control de la concepción.
2. Hasta el momento, la autoría de los dibujos es desconocida; sin embargo, podríamos inferir que se trata de José Planas, quien ilustró la tapa de La revolución sexual de nuestro tiempo. Psicosociología y crisis del matrimonio (1932), obra de Lazarte, y también colaboró en la revista Nervio y Hombre de América Fuerte y Libre.

Recepción: 28 Febrero 2022

Aprobación: 01 Abril 2022

Publicación: 02 Mayo 2022

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